Quienquiera que lo desee puede leer
filosofía e, incluso sin haber cursado las inesquivables propedéuticas del
caso, extraer de ella una provisión de sentido que integrar a la propia, e informe,
anatomía de opiniones. Se toma por sobreentendida la
alfabetización de ciertos individuos inescrupulosos, sea cual fuere el
disminuido ejercitamiento de que ésta ha emergido. De donde se colige que:
proliferan y se centuplican como molesta plaga los apoderados filosóficos que
nada saben pero que mucho tienen que decir, y con ello, se depaupera la
especificidad de la filosofía, conque ésta, donde antes fue cúspide de los saberes,
pasa hoy por ser un pasatiempo de disolutos y poltrones. Si, por el contrario, cuanto el lector desea es en rigor ver restituida esta especificidad, ha de seguir el link contenido en la imagen de Hegel.