18 ago 2014

Tradition is the corpse of wisdom

Desde sus inicios, el pensamiento continental ha establecido que la ficción es un opúsculo de la realidad y que, por ende, aquélla es una variante degradada de ésta. Hasta Erich Auerbach, nada o menos que nada se altera en el predominio de lo dado sobre lo narrado, de manera que cuando hablamos de ficción, o cuando la misma ficción habla, a menudo planea sobre el discurso un prejuicio fantasmal, cuando no una moral envenedada. La narrativa norteamericana, y por tal categoría entiendo el linaje que va desde Faulkner a Foster Wallace, pasando por Gaddis, Gass, Barth o Pynchon, ha sido prólija en manifestaciones que contradicen esta idea. En un cuento de Barthelme, uno de los personajes dice: "Tradition is the corpse of wisdom", aludiendo inequívocamente a la vieja guardia del pensamiento europeo; esa tradición que desde hace un siglo malvive fagocitando sus propias creaciones.
La historia de la ficción norteamericana, sin embargo, es un recuento de formas rechazadas o modificadas por medio de la parodia, el manifiesto, el olvido o el absurdo. Ficción es cometer artificios allí donde la vida se convierte en un cadáver.