3 oct 2015

Stone Junction, de Tim Dodge



"En esencia, la AMO es una alianza histórica constituida, para decirlo suavemente, por criminales, inadaptados sociales, anarquistas, chamanes, músicos, místicos terrenales, gitanos, magos, científicos locos, soñadores y otras almas socialmente marginadas."





Dejando a un lado esa circunstancia tan bien conocida en los foros literarios de baja estofa, consistente en que una novela adquiera notoriedad por motivos poco menos que irrelevantes, si bien de cierto magnetismo mediático, Stone Junction, de Jim Dodge, es una novela singular y tremendamente divertida y, por derecho propio, un artefacto literario con suficientes credenciales estilísticos - los suficientes, en verdad, para que no haya necesidad de aludir al prólogo de Pynchon so pretexto de su lectura. 


En ella prevalece, a modo de hilo argumental, ese modismo narrativo de la conjura que, no por azar, Pynchon ha cultivado en algunas obras célebres, como Contraluz o V. Daniel y su madre, unos auténticos dropouts sin ninguna predisposición para la vida civilizada, son reclutados por un grupo secreto de difícil categorización, y de esta suerte terminan envueltos en un viaje de proporciones épicas, en el que irán desvelándose hechos de vital importancia para el propio Daniel. En rigor, y siguiendo aquí la tradición de algunos autores norteamericanos de la época, como Barth o el propio Pynchon, la novela es una revisión postmoderna de los viejos relatos dieciochescos de formación (lo que, a la sombra de Diderot, los alemanes llamaron Bildungsroman), en los que "viaje" y "descubrimiento del propio ser" son una y la misma cosa.  

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