18 feb 2014

El mal de Cézanne


En literatura, pero también en pintura, existe una estética de lo incompleto, de lo inacabado. Piénsese en Richter, o en Alice Munro, por ejemplo. Son autores que trabajan por elipsis, de suerte que construyen tan pronto como ocultan, erigen una pantalla, y luego la velan, con el resultado de rehabilitar aquello que está implícito en la obra, pero no puede ser dicho o mostrado. (Des)escribir, sin embargo, no equivale a la correción metódica, a las maniobras de bricolaje oculto, sino al hecho de decir con el silencio, de pintar con lo imperceptible. El problema de Cézanne; cómo terminar la mirada, no es sino el acicate esencial de toda creación: el descubrimiento de que crear equivale a subrayar la incompletud de toda obra, y de lo real por añadidura.

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